Se dice del que lo ha perdido todo que le toca dormir debajo de un puente. Hace unos lustros comenzaron a proliferar verjas, pinchos y pilones que ni siquiera permitían a los desgraciados tratar de sobrevivir bajo los puentes. Sin embargo, parece que las cosas están cambiando. Cada vez son más las ciudades que se plantean aprovechar esos lugares con frecuencia descuidados —la zona sombreada bajo la pasarela— para construir zonas de ocio comunitario. Más allá de dotar de identidad a esos “no lugares”, los Ayuntamientos tratan de ensayar fórmulas que reconcilien a todos los habitantes de la ciudad —adolescentes y ancianos, conductores y peatones— y buscan también densificar las urbes para evitar la expansión que agranda las distancias y hace más necesario el uso del automóvil.
Cada vez más ciudades aprovechan el espacio bajo viaductos y pasos de autopista para construir parques públicos permanentes o temporalesRead MoreÚltimas noticias | EL PAÍS
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