Un paseo rápido bastaba para darse cuenta de que no es exactamente la misma ciudad. El reloj apenas marcaba la una de la madrugada del primer jueves de diciembre cuando los cafés y restaurantes de dos de las calles más concurridas del centro de El Cairo se apresuraban a recoger sus sillas y mesas mientras los últimos clientes de la plaza Orabi apuraban sus minutos finales de terraza. En las calles comerciales aledañas, hacía ya tres horas que los vistosos escaparates y el bullicio de gente habían dejado paso a jóvenes deambulando, aullidos de perro tempranos y, sobre todo, vacío y hasta un cierto sosiego. El cercano mercado de Attaba, uno de los más animados del país, presentaba una estampa similar.
El Gobierno egipcio ha decretado nuevos horarios a tiendas y restaurantes como parte de sus intentos de imponer disciplina social, un cambio profundo para la megalópolisRead MoreÚltimas noticias | EL PAÍS