Hubo una época (no tan remota) en que el criterio más importante para juzgar a los porteros era su capacidad para atajar todo balón dispuesto a colarse en la red. Se pensaba que su único destino era parar y, por lo tanto, el mejor era el que más paraba. Pero esa concepción, al menos entre los cuerpos técnicos, ha cambiado radicalmente. A medida que las estrategias del juego han avanzado hacia una mayor complejidad y han llegado herramientas de análisis de datos y vídeo, como el sofisticado proyecto Mediacoach de LaLiga, se han empezado a valorar infinidad de factores más allá del rendimiento bajo palos.
La aportación del guardameta en el fútbol actual va más allá de las paradas y debe adaptarse al modelo de juego de un equipo. La irrupción de herramientas de análisis como Mediacoach, capaz incluso de calcular la probabilidad de que un disparo sea atajado, han cambiado la forma de concebir la labor del arqueroRead MoreÚltimas noticias | EL PAÍS