Algunas voces critican a periodistas e investigadores que nos dedicamos a divulgar o estudiar el desarrollo en el Sur global de sobredimensionar el factor urbano. Es cierto que, especialmente en el campo del desarrollo, los entornos rurales sufren desproporcionadamente las consecuencias, por ejemplo, del cambio climático. Que los niveles de alfabetización y acceso a estudios superiores, suelen ser menores que en las ciudades, especialmente entre las niñas. Que los sistemas sanitarios suelen estar mucho más saturados, si no precarizados. Que la electricidad, la penetración de Internet o la existencia de infraestructuras y servicios, es muchísimo menor en áreas más desconectadas o remotas. Sin embargo, también es un hecho que en el último siglo, la población mundial ha vivido una serie de transformaciones dramáticas que han provocado que, mientras en 1950 menos de un tercio de la población mundial vivía en entornos densamente poblados, se espera que para 2050 menos de un tercio de los habitantes del planeta sea rural.
Prejuicios y estereotipos arraigados en la división cultural rural-urbana ensombrecen la importancia de las urbes en la lucha contra pobreza o desigualdadRead MoreÚltimas noticias | EL PAÍS