La importancia que el sector logístico ha cobrado en la economía española es comparable a cuando un peón de ajedrez cruza el tablero y se corona como reina. Su valor en el juego crece y sus movimientos se convierten en esenciales para ganar la partida. Los últimos datos del sector respaldan esta metáfora. El volumen de envíos entre un punto y otro del país debido al crecimiento de las compras por Internet no deja de batir récords. Los grandes inversores, tanto nacionales como extranjeros, se han percatado de la oportunidad de negocio y ya han comenzado a apostar por el sector logístico español. A pesar de la incertidumbre financiera de la covid-19, las inversiones en inmologística (parte de la actividad inmobiliaria dedicada a los espacios logísticos) rondarán los 1.500 millones de euros al cierre de 2020, «una cifra muy similar a la de 2019», según datos de la consultora CBRE.
Las apuestas de los inversores de crear nuevos centros logísticos están en ciudades de tamaño medio e incluso en núcleos con menos de 50.000 habitantes. Su situación geoestratégica es idónea para transformarlos en nudos que satisfagan la demanda de envíos rápidos y seguros